Un tratamiento de drogodependencias es un proceso que persigue la mejora de las condiciones en la situación del consumidor y un cambio en su estilo de vida. Este proceso, de duración variable, comienza por el paso previo e indispensable del re conocimiento del problema, del convencimiento de la necesidad de realizar un cambio en el estilo de vida y la aceptación de ayuda externa para mejorar su situación. Una vez iniciado el tratamiento existen diferentes metodologías, modalidades asistenciales, objetivos... todos ellos desarrollados a través de estrategias terapéuticas (psicológicas, médicas y de enferme ría) educativas y sociales.
Cuando las drogas se integran en la vida de una persona, de tal manera que la organizan supeditando otras metas vitales como relaciones afectivas estables, mantenimiento de un trabajo, del nivel de estudios o acarreando problemas legales, y la persona por sí misma no consigue solucionar su problema, se hace imprescindible solicitar un tratamiento. Sin embargo, no es necesario esperar a situaciones de gravedad para recurrir a un centro asistencial ya que, en ellos, los consumidores y sus familias, van a encontrar información y orientación para analizar, valorar y abordar la situación de consumo planteada.
En teoría, de las drogas se puede salir sin ayuda externa ya que la opción del consumo es una decisión personal. Hay personas que consiguen abandonar que nunca llegan a los centros de trata miento. Pero para muchas personas esto no es sencillo de conseguir de forma individual, sobre todo cuando se ha llegado a la dependencia. La ayuda externa, los programas terapéuticos y la familia, facilitan la consecución de un objetivo que presenta grandes dificultades de alcanzarse de otra forma, mediante estrategias diseñadas específicamente para ello y contrastadas a través de la experiencia.
Un objetivo deseable y que se consigue a través de la intervención terapéutica, es que la persona permanezca en la abstinencia a las drogas, es decir, que no necesite consumir, abordando su de pendencia tanto a nivel físico como psicológico. También se plantean metas como el de una mejora en la calidad de vida y una reducción del daño producido por el consumo.
La C.T. Jesús y María ofrece un programa Libre de Drogas basado en un trabajo por fases (acogida, miembros, motivadores, jefes de departamento y coordinadores). Su objetivo es la abstinencia y el cambio en el estilo de vida del drogodependiente, mediante la desintoxicación (se trata la dependencia física), rehabilitación (se reestructura la vida del individuo recuperando las relaciones familiares, sociales...) y la reinserción (se facilita su adaptación al medio social).
Por lo general, los tratamientos libres de drogas como el que ofrece nuestra institución tienen una duración que suele oscilar entre un año a más ya que depende mucho de la evolución de cada persona, de su situación personal y social, de los objetivos a alcanzar, entre otros aspectos.
Los tratamientos son llevados a cabo por equipos multidisciplinares de distintos ámbitos de actuación, así se incluyen médicos, psicólogos, consejeros, personal de enfermería, etc.
No hay ningún recurso mejor o peor que otro. Lo que ocurre es que no todos los tratamientos son los adecuados para todos los casos. Por lo tanto, es muy importante adaptar las necesidades que presenta el consumidor con respecto a los objetivos que se van a plantear para su recuperación.
Esto es algo que depende de muchos factores, entre ellos la motivación del afectado por salir del problema, su implicación en el programa, el apoyo familiar con el que cuente, el equipo de profesionales y el programa terapéutico. La actuación coordinada entre todos los factores que componen el proceso terapéutico favorece el avance del proceso y, por lo tanto, su éxito.
No. Con la desintoxicación lo único que se consigue es que la persona quede “limpia físicamente”, es decir, que el organismo no necesite la sustancia para funcionar con normalidad. Pero, sólo con este tipo de intervención no se suprime la dependencia psicológica, por lo que las posibilidades de recaer son bastante elevadas. La desintoxicación es únicamente una etapa tras la cual se debe continuar el proceso terapéutico cuyo fin último será la rehabilitación y reinserción social.
Como recaída se entiende el regreso al consumo de una sustancia después de culminar un proceso completo de tratamiento y haberse mantenido abstinente durante un tiempo. Además, hay que tener en cuenta que una recaída no significa que el tratamiento realizado haya sido un fracaso, ya que esto suele ser bastante habitual, formando parte de los procesos terapéuticos. Lo importante es la capacidad del afectado para remontar esta situación y realizar un aprendizaje sobre ella.
La familia desempeña un papel importante en el proceso terapéutico de un drogodependiente, además de facilitar que el consumidor tome la decisión de hacer algo para remediar su situación, de motivarle para el tratamiento, puede ofrecer un apoyo paralelo al mismo, decisivo en la rehabilitación. Paralelamente al proceso que se realiza con los afectados, existen espacios terapéuticos en los que se orienta y se facilitan pautas de actuación para los familiares, capacitándoles para abordar mejor estas situaciones en beneficio del drogodependiente y en beneficio propio.
Cuando el afectado no muestra ningún interés en hacer un tratamiento, ni cambiar su situación de consumo, la actuación de la familia es determinante. Es necesario que la familia marque unas pautas de respuesta claras ante este problema, ya que de ello dependerá, en muchas ocasiones, la toma de decisión final del afectado. Para ello, es de gran ayuda acudir a la Comunidad Terapéutica en donde se le podrá informar sobre el establecimiento de dichas pautas, con el fin de lograr esa motivación para el tratamiento.
Este tipo de información se puede obtener en nuestra asociación: Comunidad Terapéutica Jesús y María o en nuestra página web.